El 2020, año bisiesto, cuando ya creíamos que la leyenda de la mala suerte en los años bisiestos era sólo algo del pasado, este año se lució mostrándonos que sí es una realidad; o al menos este quien escribe, así lo cree. Es una pena, aún recuerdo cuando al comenzar este año, el 20-20 me parecía un año de ilusión, lo veía como algo positivo el dos veces veinte, pero lamentablemente no pude estar más equivocado.

El 2020 sin duda ha sido un año dedicado a la gestión de la crisis, se llevó todos los premios, principalmente producto de la pandemia de SARS-Cov2 que azotó al planeta entero. Empresas, personas, economías completas se han visto afectadas, y muchas colapsaron durante este tiempo, para muestra basta con darse un recorrido por centros comerciales, calles y avenidas, ciudades, pueblos, y ver la cantidad de locales que otrora fueron pujantes negocios y hoy están vacíos con su letrero de “se vende” o “se alquila”. Otras empresas, con un poco más de suerte se mantienen a flote apenas con mínimas operaciones y por ende mínimos ingresos, mientras que para algunas otras fue el año de las oportunidades. ¿De qué dependió?… de varios aspectos.

  1. Como en gestión de crisis manda, la preparación fue determinante. Aquellas empresas que efectivamente se habían preparado para enfrentar un evento de crisis, vieron luz al final del túnel mucho más pronto que aquellas que no se habían preparado y que consecuentemente han tardado más o que incluso nunca la llegaron a ver. Y no hablamos de que las empresas estaban cien por ciento listas para enfrentar una pandemia, porque la realidad es que no era así, pero sin duda, los planes y estrategias que se habían ideado, muchas fueron la tabla de salvación que sólo requirieron de algunos ajustes para adaptarlas a lo que se estaba enfrentando.
  2. La posibilidad de llevar el negocio de lo físico a lo digital, situación fundamental para transformar la atención al cliente o la venta de productos o servicios en algo que ya no se haría por medio de un punto físico como una tienda o una sucursal, sino a través de la Internet. Y tome nota que incluso, muchos lograron sacar provecho de la crisis, como siempre digo que debe ser, y con ello lograron potencializar sus relaciones y aumentaron sus ventas. Entidades financieras que hoy ofrecen una mayor cantidad de servicios a través de su página web o aplicaciones para dispositivos móviles, llegando a la casa u oficina del cliente con el producto para el cual incluso ya firmó electrónicamente los documentos requeridos. Tiendas y restaurantes que hoy llegan a la puerta de su casa u oficina con de todo lo que se nos ocurra pedir; es que casi todo, hoy está a la mano y desplazarnos a oficinas y tiendas va pasando de moda.
  3. Y finalmente, la capacidad de adaptarse, tanto de la empresa, los colaboradores, los clientes, ya que todo cambió y ante ese panorama era fundamental no sólo poner en práctica los planes y activar algunas estrategias, sino que hemos debido adaptarnos a la nueva forma de hacer las cosas: adquisición de bienes y servicios, trabajar desde un sitio remoto que para muchos ha sido la casa y entonces han debido además adaptar espacios para trabajar y estudiar varios bajo el mismo techo, supervisar el trabajo de colaboradores, no ver a los compañeros de trabajo a diario como antes, no desgastarnos en el tráfico y las interminables congestiones y perder horas en el traslado casa-trabajo-casa (bueno no todo ha sido negativo), todo siendo que la crisis sería algo que llegó para quedarse por un buen tiempo; aún así, esperemos que no mucho.

Tres conceptos resumen lo citado antes: preparación – conversión – adaptación. Y sin duda, esta ha sido la tónica de este 2020.

Finalmente, una de las principales lecciones que nos deja la pandemia, y este 2020, es que no debemos desestimar aquellos eventos que aunque tienen una muy baja posibilidad de ocurrencia, sí tienen un muy alto impacto. Lo curioso es que no es la primera vez que un evento de este tipo sucede, pero sin duda, es la primera que nos golpea tan despiadadamente y por tan largo tiempo. Si no ha incorporado esto hasta ahora en su gestión de riesgos de continuidad de negocio, aún es tiempo, para que mañana su oficina no tenga el letrero de “se vende”, “se alquila”. El 2020 ha sido un año muy diferente, sin duda queremos que ya termine, pero las lecciones de vida han sido infinitas.

Por: Mauricio Solano Con / Asesor en Gestión de Crisis.

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